El Trastorno Específico del Lenguaje, conocido como TEL, hace referencia al desfase en la adquisición y desarrollo de las habilidades lingüísticas, de acuerdo con la edad cronológica de los niños.
Esta dificultad en el lenguaje no se explica por problemas sensoriales, neurológicos, físicos o del entorno y se puede extender a la adolescencia e, incluso, hasta la edad adulta.
El TEL hace referencia a la comprensión y expresión del lenguaje y va a variar según el grado de deficiencia.
Este trastorno se conoce por ser heterogéneo y su diagnóstico plantea aún muchos problemas, sobre todo por la falta de síntomas seguros y específicos, ya que no afecta de la misma manera ni tampoco en el mismo grado a todos los niños, por lo que se asocia a una definición del trastorno por exclusión.
Esto hace que el diagnóstico de TEL, en la actualidad llamado TDL por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, siga siendo un caso de estudio.
El Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) es un trastorno evolutivo con una prevalencia del 5-7 % de la población general (Tomblin et al., 1997; Leonard, 1998), que en la actualidad se sigue considerando apropiada.
El TEL afecta los distintos componentes del lenguaje, los cuales son el sistema fonológico, sintáctico, morfosintáctico y pragmático, lo que provoca que afecte al habla, el lenguaje, la lectura y escritura.
Según el grado del trastorno, se verán afectado uno o más de estos, alterando así la capacidad comunicativa del niño.
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Las etapas del desarrollo del lenguaje
El desarrollo del lenguaje es un proceso natural del ser humano que comienza desde el nacimiento, e incluso antes.
Este desarrollo cuenta con una serie de eventos que se van cumpliendo en orden cronológico según la etapa del niño, lo que llamamos ”los hitos del desarrollo del lenguaje”.
La incorrecta adquisición de estos hitos, o la falta de ellos, nos entrega información inmediata de que algo no está bien con nuestros hijos.
En la primera etapa hablamos de edad pre-lingüística y se refiere a la edad no verbal, donde podemos apreciar la comunicación de los bebés a través del llanto, gestos, sonrisas, gorjeos y balbuceos.
Estos actos comunicativos se realizan de forma natural a través de la entonación, los gestos y el entorno, para intercambiar mensajes con los padres o personas de su cuidado.
Todas estas vocalizaciones previas a la etapa lingüística son aproximaciones donde el niño de forma activa y progresiva va generando su lenguaje para irse pareciendo cada vez más al lenguaje del adulto.
Luego, entre los 12 y 18 meses, esperamos las primeras palabras de los niños; y estas aluden a ser una sola palabra, que resume todo el significado detrás. Ejemplo: Agua = Quiero agua.
A los 20 meses se espera la llamada “explosión léxica”, donde el niño incrementa con rapidez su vocabulario. Se espera que, para los dos años, el peque sepa manejar más de 50 palabras.
El incumplimiento de este desarrollo es nuestra primera bandera roja y donde debemos poner especial atención al desarrollo del niño para saber si se está retrasando la adquisición de ciertas etapas o si, simplemente, no las está alcanzando.
Por otra parte, es muy común que cuando los niños son pequeños y están en etapa adquisitiva del lenguaje se puedan confundir los signos de TEL con un simple retraso comunicativo.
Los pediatras muchas veces prefieren esperar, dicen que es normal, que el niño ya va a hablar. Sin embargo, los logopedas somos fieles creyentes de que un diagnóstico precoz es una herramienta oportuna para intervenir y tener un mejor pronóstico.
Es muy importante intervenir lo antes posible para que el niño tenga más oportunidades de avance antes de la escolarización.
Si deseas obtener una mayor información detallada sobre los hitos del lenguaje y el desarrollo normal comunicativo te recomendamos acceder a la ASHA (American Speech Language Hearing Association).
¿A qué debo prestar atención para poder detectar el TEL?
Si bien es difícil diagnosticar a un niño con TEL antes de los tres años, si presenta algunos de los siguientes signos se le realiza seguimiento a su desarrollo hasta poder obtener un diagnóstico.
Consulta a un logopeda si encuentras a tu hijo dentro de las siguientes características:
- Si el niño a los dos años presenta menos de 50 palabras, no dice frases de dos palabras y se le entiende menos del 50 %.
- Si en las palabras que posee presenta errores consistentes.
- Si presenta dificultad para comprender el lenguaje. La alerta es que el niño presente problemas para la comprensión de órdenes o que le cueste entender oraciones un poco más largas. Esto es debido a la afectación de la memoria auditiva.
- Si el niño se maneja con un discurso pobre, con pocas palabras y con dificultad para organizarlas y contarte algo.
- Si muestra problemas de relación social que se expliquen, sobre todo, por la limitación de su comunicación. El mundo va más rápido que ellos y con muchas instrucciones y muchas personas hablando al mismo tiempo se pierden y se aíslan.
- Si notas que el niño tiene problemas para mantener la atención en lo que está haciendo.
- Si notas que se estresa con facilidad ante los desafíos comunicativos, como por ejemplo en reuniones sociales o en el colegio.
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¿Cómo se diagnostica el Trastorno Específico del Lenguaje?
El logopeda hará la evaluación respectiva a través de una exhaustiva anamnesis a los padres para conocer la evolución de los hitos del desarrollo del niño, la pre-existencia de trastornos de comunicación en la familia o cualquier evento extraordinario.
Se les realiza también un examen físico acorde que busca descartar cualquier anomalía física que podría estar interfiriendo en el lenguaje, tales como problemas auditivos.
Posterior a esto, se harán pruebas que evaluarán cada componente del lenguaje por separado.
Estas pueden ser estandarizadas o no, según la edad del menor, y miden la habilidad comunicativa del niño con el fin de compararla con la esperada para su edad. Será derivado al neurólogo también para descartar patologías de origen neurológico.
Si el resultado del logopeda es Trastorno específico del Lenguaje o TEL, se realizará un plan de intervención individual para cada niño, el cual se enfoca en sus deficiencias especificas.
Para un niño con diagnóstico de TEL la contención es indispensable. Si el niño ya ha sido escolarizado, esta contención es igual de importante tanto en el hogar como en el instituto educacional.
Es muy común ver a los niños frustrados y que generan conductas agresivas para su edad. Se debe, sobre todo, por no entender cómo funciona todo ahí afuera, las reglas a seguir y de tener las ganas de comunicarse, pero de no saber cómo hacerlo.
Es fácil caer en la comparación con hermanos o compañeros de clase, por lo que es muy necesario que como familia tengan paciencia y apoyo psicológico para sobrellevar de la mejor manera este diagnóstico.
Cómo podemos ayudar a nuestros niños con TEL
Existen algunos consejos que pueden seguir los padres que tienen hijos con TEL y, entre ellos, destacan los siguientes:
- Evitar las conductas de sobre protección y, por supuesto, de rechazo. Es crucial que el niño se sienta en un ambiente seguro y de contención donde se le refuercen sus logros personales como a cualquier otro niño y donde no sienta un trato especial que lo haga sentir diferente o de menor edad. Debemos ayudarlos también evitando las criticas y disminuyendo nuestra ansiedad frente a su superación.
- Estimular y potenciar sus capacidades. Muchas veces nuestra principal equivocación para con nuestros niños es poner toda nuestra atención en lo que no se está haciendo bien, es decir, en los errores. Es fundamental para su seguridad y autoestima hacerles sentir todo lo bueno que tienen, que con seguridad sobresale frente a lo que aún no adquieren.
- Entregarle al niño modelos lingüísticos apropiados. Debemos ser conscientes de estarles entregando a nuestros niños un correcto modelo de lenguaje a imitar y ser intencionales y aprovechar cada circunstancia del día para reforzar lo que se está trabajando con el niño.
- Consciencia a la hora de hablar en casa. Debemos integrar a los niños a las conversaciones familiares, darles espacios para expresarse, ser pacientes en la escucha y no tratar de apurarlos. También es esencial respetar el turno de habla en la mesa y hablarles con simplicidad para que tengan la oportunidad de captar los mensajes y se entusiasmen con participar.
- Reforzar en casa el trabajo de los profesionales. Como padres, tenemos que trabajar codo con codo con ellos, por lo que es muy significativo que realicemos las tareas de la escuela y los ejercicios de la logopeda en conjunto con los niños y premiar con buenas palabras el esfuerzo realizado.
Finalmente, nos gustaría finalizar este post sobre qué es el TEL y cómo afecta a los niños con esta frase de Ludwig Wittgenstein: ”Los límites de mi lenguaje son los límites de mi entorno”.
Bibliografía:
- Bosch, Laura. 2004. ”Evaluación fonológica del habla infantil”, Barcelona, España. Masson editores, enero 2004. P.87-113.
- Narbona J., Chevrie-Muller (2ª ed. 2001) ”El lenguaje del niño. Desarrollo normal, evaluación y trastornos”, Barcelona, Masson editores.
Si te ha gustado este post donde explicamos qué es el TEL también puedes echar un vistazo a nuestro artículo sobre cómo educar a un niño autista.
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